Actualidad
Eugenio Montejo: Viajan conmigo mis amigos muertos
Muertos de nunca habernos muerto (…) aunque tengamos ya de piedra los ojos (…) contentos de estar en la tierra y de no estar en ella

Caracas, 19 de octubre de 2023. Este jueves se cumplen 85 años del nacimiento del destacado poeta venezolano Eugenio Montejo.
Montejo, también ensayista, formó parte de la fuerza editorial de Monte Ávila Editores Latinoamericana, una institución del Ministerio de Cultura de Venezuela, en la actualidad.
Además, fue diplomático, docente y cofundador de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo.
En 1998 obtuvo el Premio Nacional de Literatura y en 2004 fue galardonado con el Premio Internacional Octavio Paz.
En este contexto, pese a algunas diferencias políticas de tiempos pasados, formó parte de los poetas invitados al 5to Festival Mundial de Poesía (2006), una plataforma pluricultural desde Venezuela y uno de los eventos literarios más representativos del Gobierno Bolivariano
Sin embargo, no pudo participar ese año en el homenaje que se le rindió al escritor Gustavo Pereira, posiblemente debido a problemas de salud.
Eugenio Montejo murió en Valencia, estado Carabobo, el 5 de junio de 2008 a causa de una de las más mortales enfermedades, cáncer.
LOS AUSENTES
(Fragmento)
Viajan conmigo mis amigos muertos.
Adonde llego, van por todas partes,
apresurados me siguen, mi preceden,
gentiles, cómodos e incómodos,
en grupos, solos, conversando, paseando.
A mi paso se mezclan sus huidizos colores
hasta envolverme en un lento crepúsculo…
Tantos y tantos, cada quien en su estatua,
y en torno siempre las máscaras del sueño.
Y mi estatua también a su lado, flotando.
Muertos de nunca habernos muerto,
de estar en algún tiempo, en algún parque,
juntos y apartes, conforme, inconformes,
mudos, charlando, con voces, sin voces,
es verdad ya ni vivos ni muertos:
algo intermedio que tampoco es estatua,
aunque tengamos ya de piedra los ojos
y unos y otros nos sigamos, corteses, polémicos,
contentos de estar en la tierra y de no estar en ella,
en eternas tertulias donde, se hable o no se hable,
todo queda para después o para antes,
para cuando no sabíamos que después era entonces
ni que nuestra sombra de pronto levitaban
visibles e invisibles en el aire.